EL
MUNDO
29 mayo
2021
Lo
que deberías saber antes de ponerte a tomar el sol
Gema García Marcos
¿Qué es el FPS? ¿Cómo identificar
nuestro fototipo? ¿Es verdad que la piel tiene memoria? Cristina Villegas, jefa
de Dermatología del Hospital Sanitas La Moraleja (Madrid), nos lo explica.
Se ha hecho desear, pero ya está aquí. Este ansiado sol
primaveral nos alegra la vida y nos recarga los depósitos de energía, pero,
aunque parezca menos dañino que el estival, no debemos bajar la guardia.
Cristina Villegas, jefa de Dermatología del Hospital Sanitas La Moraleja
(Madrid), nos da las pautas para proteger nuestra piel de forma adecuada.
¿Es menos dañino el sol primaveral?
"Aunque es cierto que, en esta época del año, los rayos
solares nos llegan de forma más oblicua y, por lo tanto, menos intensa que en
verano (periodo en el que la radiación es más vertical), también pueden
resultar dañinos (e, incluso, provocarnos alguna quemadura importante) si no
nos protegemos de forma adecuada. Solo así, utilizando las medidas necesarias
para salvaguardar la salud de nuestra piel, podremos disfrutar de todos los
beneficios que nos brinda este sol primaveral, entre los que destacan: la
sensación de bienestar, el confort, la felicidad, la acción antirraquítica
(producción de vitamina D), la mejora de nuestro estado inmunitario, el efecto
antiinflamatorio, etc.".
¿Qué es el FPS ó SPF (en inglés)?
"Son las siglas de ‘Factor de Protección
Solar’. Se calcula dividiendo la dosis de radiación ultravioleta que
puede originar una quemadura solar en la piel utilizando filtro de protección
entre la que causa sin él. El número que da como resultado es el FPS que
deberemos utilizar según nuestro fototipo de piel, la estación, la altitud y
latitud, la hora, etc. A mayor FPS, mayor protección frente a la exposición
solar".
¿Cómo sabemos qué tipo de protección utilizar?
El tipo de protección solar que debemos utilizar antes de
exponernos al sol dependerá del fototipo que tengamos, es decir, de la
capacidad de nuestra piel para combatir los efectos de los rayos ultravioleta.
Los fototipos más bajos (más claros) necesitan una protección más intensa, ya
que se dañan y queman más rápido que los más altos (pieles más oscuras). Se
pueden distinguir seis fototipos principales con sus respectivas características
fácilmente reconocibles: Fototipo I: piel muy blanca o lechosa con abundantes
pecas que siempre se quema y no llega nunca a broncearse. Fototipo II: piel
clara con abundantes pecas que siempre se quema, pero se consigue broncear
ligeramente. Fototipo III: piel clara con pocas pecas que consigue broncearse
y, a veces, se quema. Fototipo IV: piel morena sin pecas, que se broncea con
facilidad y casi nunca se quema. Fototipo V: piel oscura sin pecas que se
broncea con intensidad y nunca se quema. Fototipo VI: piel negra que nunca se
quema ni se pigmenta".
¿Qué debemos hacer si nos exponemos al sol?
"Lo primer que tenemos que hacer es elegir un FPS
(Factor de Protección Solar) adecuado a nuestro fototipo. Algunas personas
piensan que es imposible broncearse con un FPS alto, pero no es así: el
bronceado es más lento, pero es más seguro. Es fundamental evitar la exposición
al sol en las horas centrales del día (entre las 12:00 y las 16:00).
Aplicaremos el protector solar con cierta frecuencia (al menos, cada tres o
cuatro horas) y, si vamos a la piscina o a la playa, elegiremos formulaciones
resistentes al agua. Además, debemos hidratarnos adecuadamente con agua y zumos
naturales para proteger nuestro organismo de insolaciones y golpes de
calor".
¿Tiene 'memoria' la piel?
"Todos contamos con un 'capital solar' en nuestro
haber, al cual podríamos definir como la capacidad que tiene nuestra piel para
defenderse de la 'agresión' de la radiación ultravioleta. Desde que nacemos
hasta que morimos, la exposición solar deja un rastro acumulativo en nuestra
piel y, por lo tanto, los daños que se originan en el ADN de las células
cutáneas no se olvidan. Tanto la radiación ultravioleta A como la B son
carcinogénicas y originan fotoenvejecimiento cutáneo. Por todo ello, es
esencial cuidar con especial atención la fotoprotección durante los primeros 15
años de la vida, ya que la piel en la infancia es mucho más vulnerable ante la
exposición solar inadecuada, y por supuesto, todavía más si existen quemaduras
solares repetidas. Se ha comprobado que sí, desde que somos pequeños, nos
protegemos frente al sol evitando siempre las quemaduras, reduciremos de forma
muy significativa la incidencia del cáncer de piel en la edad adulta".
¿Cómo influye la alimentación?
"El aumento de la ingesta de alimentos ricos en
betacarotenos, como la zanahoria, el tomate, la sandía o las frutas de verano,
en general, puede resultar beneficioso porque ayuda a nuestra piel a
'defenderse' mejor de la radiación ultravioleta. No obstante, esto no quiere
decir que podamos 'confiarnos' y bajemos la guardia ante el sol. No podemos
saltarnos jamás el uso de una crema de protección solar acorde con nuestras
necesidades".
¿Sirve de algo tomar suplementos?
"Efectivamente. Los complementos orales con betacaroteno,
así como otros compuestos antioxidantes, utilizados de forma suplementaria,
(fotoprotectores orales) ayudan a preparar la piel ante la exposición social,
fortaleciendo 'sus mecanismos naturales defensa'. Sin embargo, esto no quiere
decir que podamos olvidarnos de utilizar una crema protección solar
correcta".
¿Qué hacemos si nos quemamos?
"Lo más importante que hay que tener en cuenta si vamos
a exponernos al sol es evitar la quemadura. No obstante, si a pesar de haber
tomado todas las precauciones posibles nos quemamos, deberemos acudir a nuestro
médico de familia o a nuestro dermatólogo para que determine el tratamiento más
adecuado en función del grado y la extensión de la quemadura".